Cables de energía y telecomunicaciones que unen a Finlandia y Estonia fueron dañados en el Báltico por barco vinculado a Rusia

cargo ship on the sea

Se trata del segundo incidente de similares características que afecta la transmisión de datos en el norte de Europa en el último mes. El anterior incidente involucró a una embarcación China.

El pasado miércoles 25 de diciembre, el cable eléctrico Estlink-2, que transporta energía de Finlandia a Estonia a través del Mar Báltico, así como otros cuatro cables de telecomunicaciones, dejaron de funcionar tras sufrir daños significativos, los que habrían sido causados por el carguero Eagle S.

Este lunes 30 de diciembre las autoridades de Finlandia encontraron evidencia que respaladan las sospechas iniciales respecto a que el carguero Eagle S, el que partió del puerto ruso de Ust-Luga el día de Navidad, arrastró su ancla durante varias millas.

Poliisi, el servicio de policía de Finlandia, detuvo al carguero, el cual ha sido vinculado a Rusia, como parte de la investigación por el daño al cable eléctrico y los de telecomunicaciones.

«El Eagle S, que navega bajo la bandera de las Islas Cook, forma parte de la flota en la sombra de Rusia, que amenaza la seguridad y el medio ambiente mientras financia el presupuesto de guerra ruso», declaró Kaja Kallas, jefa de política exterior de la UE y ex primera ministra de Estonia.

Los petroleros de la denominada flota en la sombra rusa, adquiridos para evadir sanciones occidentales en medio de la guerra en Ucrania, plantean serias preocupaciones ambientales debido a su antigüedad y la falta de seguros regulados. «Propondremos más medidas, incluidas sanciones, contra esta flota», aseguró Kallas.

El barco fue abordado en aguas territoriales finlandesas por la policía y los guardias fronterizos, quienes tomaron el control del puente de mando, según explicó Jari Liukku, jefe de policía de Helsinki.

La Policía finlandesa indicó que los investigadores recogieron material a bordo del barco y comenzaron a analizarlo de inmediato, pero indicaron que “la investigación sobre los acontecimientos en el Golfo de Finlandia todavía está en una etapa inicial”.

En el mar, los investigadores reanudaron sus operaciones submarinas tras una pausa obligada por condiciones climáticas, las que en las últimas horas permitieron identificar las actividades del Eagle S utilizando un vehículo sumergible operado a distancia.

“Con las operaciones submarinas hemos podido identificar la pista de arrastre en el fondo marino desde el principio hasta el final. La pista tiene una longitud de decenas de kilómetros. Por el momento, no se ha establecido el posible lugar donde se desprendió el ancla”, dijo el inspector jefe de detectives Sami Paila, jefe táctico de la operación que detuvo al carguero.

Por su parte, el gobierno estonio convocó a una reunión de emergencia para discutir las amenazas crecientes a la infraestructura marítima. «Los daños repetidos al Báltico no son meros accidentes, sino una amenaza sistémica», afirmó el presidente estonio, Alar Karis, en redes sociales. «Estonia, junto con Finlandia y otros aliados de la OTAN, tomará medidas para contrarrestar esta amenaza».

Según la primera ministra estonia Kristen Michal, los petroleros fantasma, como el involucrado en este caso, están «ayudando a Rusia a obtener fondos que facilitan ataques híbridos rusos».

Este incidente sigue a otros ataques registrados en noviembre, cuando se cortaron dos cables de datos que conectaban Finlandia con Alemania y Lituania con Suecia. En ambos casos, las autoridades señalaron sabotajes sin identificar responsables.