La Operación HAECHI V, coordinada por INTERPOL, destacó por la colaboración de 40 países en cinco continentes y la recuperación de más de 400 millones de dólares en activos ilícitos.
Una acción global contra delitos financieros cibernéticos, denominada Operación HAECHI V, culminó con el arresto de más de 5.500 sospechosos y la incautación de activos valuados en más de 400 millones de dólares. Durante cinco meses (julio-noviembre de 2024), fuerzas de seguridad de 40 países trabajaron en conjunto para combatir siete modalidades de fraude, incluyendo estafas románticas, sextorsión y fraude de inversión.
En uno de los mayores logros de la operación, autoridades de Corea del Sur y China desmantelaron una red de phishing de voz que ocasionó pérdidas de 1.100 millones de dólares a 1.900 víctimas. Este grupo criminal, que simulaba ser agentes de la ley mediante documentos falsificados, resultó en la detención de 27 personas y la acusación formal de 19 de ellas.
Interpol desempeñó un papel central al emitir una notificación que alertó a los países sobre una nueva modalidad de fraude con criptomonedas. Esta práctica utilizaba monedas estables como Tether (USDT) para engañar a las víctimas y obtener acceso completo a sus billeteras. El esquema combinaba técnicas de señuelo romántico y enlaces de phishing para manipular a las víctimas.
La herramienta I-GRIP de Interpol fue clave para interceptar fondos ilícitos. En Timor Oriental, por ejemplo, se lograron recuperar 39 millones de dólares robados a una empresa de Singapur mediante fraude de correo electrónico empresarial. El sistema también permitió a la Isla de Guernsey (dependiente del Reino Unido) y Portugal colaborar para detener más de 2,5 millones de dólares en fondos desviados, que fueron devueltos a las víctimas.
El éxito de la operación, que casi duplicó los casos resueltos en comparación con años anteriores, fue posible gracias a la cooperación internacional. Según Valdecy Urquiza, Secretario General de Interpol, «la naturaleza sin fronteras de los delitos cibernéticos requiere coordinación global para proteger tanto el mundo real como el digital». La colaboración entre naciones y el uso de herramientas como I-GRIP refuerzan la capacidad de respuesta frente al creciente desafío de los delitos financieros digitales.
