En pocas décadas la internet se volvió una parte esencial de nuestras vidas. Su uso cotidiano está presente en las aplicaciones y dispositivos que usamos en el hogar, el trabajo y otras múltiples tareas a través de aplicaciones y dispositivos. Pero el desarrollo de internet también involucra riesgos, muchos de los cuales ignoramos. Para convivir con los adelantos es importante cuidar nuestros hábitos en la internet y convertirnos en buenos ciudadanos digitales.
Hoy en día la internet es un componente crítico para el progreso de la humanidad. Está presente en el trabajo, la educación, el suministro de servicios, el intercambio comercial, el desarrollo industrial, el avance científico y, como no, para la entretención. El acceso a la internet es global y la cantidad de personas conectadas supera los dos tercios de la humanidad.
Para las nuevas generaciones, y también para quienes no son nativos digitales, ya están acostumbrados a vivir con las ventajas de la internet, pensar en vivir desconectados sería incomprensible. Lo increíble de todo esto, es que la internet es una de las creaciones más reciente de la historia.
Internet nace en la década de 1960 -hace no mucho tiempo- bajo el concepto de ARPANET, en el contexto de la Guerra Fría y con el propósito de fortalecer la infraestructura tecnológica y militar de los Estados Unidos ante el avance de la Unión Soviética. A finales de esa década, cuatro Universidades norteamericanas iniciaron un proceso de conexión con esta red permitiendo con ello su desarrollo. A finales de esa década se envió el primer correo electrónico y el uso de la red se internacionalizó. Pronto surgieron necesidades de su uso y se definieron los primeros protocolos, como el TCP/IP, y aparecieron los primeros servidores de nombres de dominio.
En las décadas siguientes las computadoras conectadas se incrementaron: mil en 1984, 10 mil para 1987 y 100 mil en 1989. En la década de 1990 la internet se convirtió en un fenómeno comercial. Nació la world wide web (www) y los primeros navegadores, y las computadoras conectadas siguieron acrecentándose, y para mediados de esa década superaban los 10 millones de dispositivos conectados. Google, la Wikipedia y las redes sociales irrumpieron con fuerza entre finales del siglo XX y comienzos del XXI, y la internet se comenzó a volver una costumbre en nuestras vidas. El 2005 los computadores conectados superaban los mil millones. Hoy, con los smartphones y las tecnologías inteligentes, se estima que los dispositivos conectados superan los 29 mil millones.
En poco tiempo la humanidad asimiló la internet gracias a sus ventajas, pero olvidó los riesgos que plantea su uso. El problema es que las vulnerabilidades están presentes en el desarrollo de las tecnologías y el uso de la internet plantea problemas de seguridad, para administradores de sistemas y usuarios. Quienes tienen más claro este fenómeno son los cibercriminales que explotan esas vulnerabilidades para obtener dinero e información sensible. Es por eso que la primera responsabilidad que tenemos como usuarios de internet es cuidar nuestros hábitos en línea y transformarnos en buenos ciudadanos digitales.
Las estafas por internet son el mejor ejemplo de nuestras debilidades. El phishing, el correo que suplanta a una organización o persona, sigue siendo el principal vector de un ciberataque, porque los cibercriminales saben que aún hay muchas personas que hacen clics desprevenidos y con ello abren la puerta a infecciones en dispositivos, robos de dinero o captura de información.
Pero también hay quienes, amparados en el anonimato o bajo identidades falsa, se aprovechan de la sobrexposición de las personas, especialmente en las redes sociales, para cometer otros delitos, como acoso o la extorsión.
La internet tiene un lado oscuro y tenemos que aprender a protegernos de esas amenazas. Tenemos que ser buenos ciudadanos digitales ¿Cómo?, cuidando la información que compartimos, robusteciendo nuestras contraseñas, siendo más suspicaces cuando nos llegan mensajes sospechosos, no dejarnos llevar por ofertas extraordinarias o mensajes alarmantes, tomando cuidados en cómo nos relacionamos con personas en redes sociales, revisando los sitios donde compramos, evaluando las noticias o promociones que estamos compartiendo, cuidando nuestros dispositivos, respaldando nuestra información y cuidando de no ofender a otros en redes sociales, así como de hacernos respetar.
Tomarse un momento para evaluar nuestra ciberseguridad puede que nos quite algo de tiempo que podemos usar para disfrutar de los beneficios de navegar en internet, pero es mejor que aprender la lección de la importancia del autocuidado a partir de una mala experiencia.
La internet es parte esencial de nuestras vidas y para muchas personas a nuestro alrededor, en el hogar como en el trabajo, o donde quiera que estemos conectados. Cuidémonos en el ciberespacio y cuidemos a quienes son más vulnerables en él. Aprendamos más sobre del correcto uso de esta tecnología para participar de ella.
La popularidad de las herramientas de usuario final basadas en IA está aumentando. Desafortunadamente, también ha atraído a ciberdelincuentes que usan varios trucos de ingeniería social para atacara a sus víctimas.