Aunque la petrolera estatal de Venezuela aseguró que sus operaciones clave no fueron afectadas, fuentes internas y reportes internacionales indican interrupciones en sistemas críticos y suspensión de despachos de crudo, todo esto en un contexto de fuerte confrontación con Estados Unidos.
La petrolera estatal venezolana Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA) confirmó haber sido víctima de un ciberataque durante el reciente fin de semana, un incidente que coincidió con un momento de alta tensión política y económica entre Venezuela y los Estados Unidos. Según un comunicado oficial emitido el lunes, la empresa sostuvo que el ataque estuvo limitado a sus sistemas administrativos y que no comprometió las áreas operativas ni la continuidad del suministro interno ni de las exportaciones.
“Gracias a la experticia del talento humano de PDVSA, las áreas operativas no fueron afectadas en ningún momento, siendo el ataque limitado a su sistema administrativo”, afirmó la compañía. En la misma declaración, agregó que se mantuvo la continuidad operacional mediante la aplicación de “protocolos seguros” que permitieron cumplir con los compromisos comerciales.
Sin embargo, información obtenida por medios internacionales a partir de memorandos internos y fuentes cercanas a la empresa contradice parcialmente esa versión. De acuerdo con personas familiarizadas con la situación, PDVSA habría ordenado a su personal operativo y administrativo desconectarse de la red corporativa y apagar los equipos, mientras varios sistemas que gestionan el principal terminal de exportación de crudo del país permanecerían fuera de línea. “No hay entrega de cargamentos, todos los sistemas están caídos”, señaló una fuente interna citada por agencias internacionales.
Fuentes de la propia compañía habrían indicado que se trataría de un ataque de ransomware. También aseguran que el impacto se extendió al mercado petrolero internacional, dado que varias cargas fueron suspendidas y al menos cuatro superpetroleros que tenían previsto cargar crudo venezolano cambiaron de rumbo. Más de 11 millones de barriles habrían quedado retenidos en aguas venezolanas como consecuencia del incidente, mientras algunos envíos con destino a Asia continuaron operando en “modo oscuro”, esto es, navegando con los sistemas de localización apagados. La caída en los despachos también afectó a países dependientes del crudo venezolano, como Cuba, que atraviesa una severa crisis energética con cortes diarios de electricidad.
El gobierno venezolano responsabilizó directamente a los Estados Unidos y a “conspiradores internos” por el ataque. PDVSA calificó el hecho como una “acción deleznable, orquestada por intereses extranjeros en complicidad con sectores apátridas” y aseguró que forma parte de una estrategia para “apoderarse del petróleo venezolano por la fuerza y la piratería”. Desde Washington, por su parte, no se emitieron comentarios oficiales sobre las acusaciones.
El ciberataque se produjo pocos días después de que la Guardia Costera estadounidense incautara un buque con cerca de 1,85 millones de barriles de crudo venezolano, la primera acción de este tipo desde que PDVSA fue sancionada en 2019. Para analistas, el episodio pone de relieve la vulnerabilidad de infraestructuras críticas en contextos de alta conflictividad geopolítica y el creciente rol del ciberespacio como escenario de disputa estratégica.
