Filial de batería de LG reconoce que fue víctima de ransomware Akira

La compañía confirmó un incidente que afectó a una de sus instalaciones en el extranjero, mientras los atacantes aseguran haber sustraído más de 1,7 terabytes de información sensible.

La fabricante surcoreana LG Energy Solution (LGES), una de las mayores productoras de baterías a nivel global, reconoció recientemente que fue víctima de un ataque informático dirigido a una de sus instalaciones fuera de Corea del Sur, en un episodio que coincide con las afirmaciones del grupo de ransomware Akira, que asegura haber robado una enorme cantidad de información corporativa.

Según diferentes medios que han dado cobertura al incidente, un vocero de LGES señaló que la empresa “identificó recientemente un ataque y está implementando medidas de seguridad para abordar la situación”. El representante añadió que “el ataque apuntó a una instalación específica en el extranjero, y hemos confirmado que la casa matriz y otros centros no se vieron afectados”. También indicó que la planta comprometida “está operando normalmente después de las acciones de recuperación”.

De acuerdo con sus más reciente estado financiero, la compañía, subsidiaria del conglomerado LG, obtuvo ingresos por más de 17.500 millones de dólares en 2024, impulsada por su rol en la fabricación de baterías para la industria automotriz y dispositivos electrónicos. Su presencia global y la criticidad de su tecnología han convertido a la firma en un objetivo particularmente atractivo para grupos criminales especializados en extorsión digital.

En paralelo al reconocimiento del incidente, el grupo Akira incluyó a LG Energy Solution en su sitio de filtraciones. Allí afirma haber sustraído cerca de 1.7 terabytes de información, cifra que -según su propio detalle- contendría bases de datos SQL con datos personales de empleados, documentos internos, información financiera, contratos, acuerdos de confidencialidad, además de archivos vinculados a socios y clientes. Entre los supuestos registros robados se incluirían pasaportes de Estados Unidos y Corea, visas, direcciones, teléfonos y correos electrónicos.

Si bien las afirmaciones del grupo delictual están aún en proceso de verificación, expertos señalan que la magnitud del supuesto robo revela un riesgo significativo no solo para la compañía atacada, sino también para terceros cuyos datos podrían estar comprometidos.

La propia LGES ha debido enfrentar, en otros frentes, intentos de apropiación indebida de conocimiento técnico. Medios surcoreanos informaron este mes que un exinvestigador fue denunciado por supuestamente sustraer tecnología relacionada con baterías para entregarla a una compañía extranjera, aunque esta última negó cualquier involucramiento.