El nuevo sistema reemplazará el sellado manual de pasaportes por un registro digital de huellas y reconocimiento facial, con el objetivo de reforzar la seguridad y agilizar los cruces, aunque se prevén esperas más largas al inicio.
A partir del 12 de octubre de 2025, quienes viajen desde fuera de la Unión Europea -incluidos los ciudadanos británicos- deberán someterse a un control biométrico para entrar en 29 países europeos. El Sistema de Entrada/Salida (EES) sustituirá el sellado físico de pasaportes por el registro digital de huellas dactilares, imágenes faciales y datos del documento, en aeropuertos, puertos y terminales ferroviarias.
La medida abarcará a los países del espacio Schengen, que incluye la mayoría de los miembros de la Unión Europea, así como a Noruega, Islandia, Suiza y Liechtenstein. Irlanda y Chipre no aplicarán el sistema. Según la Comisión Europea, en palabras del comisario de Migración Magnus Brunner, la iniciativa permitirá “identificar a quienes sobrepasen el tiempo autorizado de estancia, prevenir movimientos irregulares y reducir el fraude documental y de identidad”.
El EES registrará las fechas de entrada y salida de cada viajero y guardará la información durante tres años y un día para la mayoría de los turistas. Quienes permanezcan más de los 90 días permitidos sin visado verán sus datos almacenados por cinco años. La inscripción será gratuita, pero quienes se nieguen a facilitar los datos biométricos no podrán ingresar al bloque.
El sistema, previsto inicialmente para noviembre de 2023, sufrió retrasos técnicos y se aplicará de manera gradual durante seis meses, con el objetivo de estar completamente operativo desde el 10 de abril de 2026. Durante los primeros tres meses, se espera que la mitad de los puntos fronterizos dispongan de la nueva tecnología, y el despliegue total llegará después de otros seis meses.
La Comisión Europea asegura que, una vez estabilizado, el EES reducirá las esperas gracias a la verificación automática y al uso de e-gates para quienes tengan pasaportes electrónicos y registro previo. No obstante, el Foreign Office británico advirtió que, al principio, “cada pasajero podría tardar unos minutos más en completar el proceso, por lo que es recomendable prepararse para esperas más largas de lo habitual”, algo que también ocurrirá para personas que provengan desde otros países fuera de Europa.
Carteles informativos se instalarán en estaciones y aeropuertos antes de la entrada en vigor para alertar a los viajeros. Mientras, los países miembros confían en que el nuevo control no solo agilice el cruce de fronteras, sino que también refuerce la seguridad en toda la región.
